Las estructuras jerárquicas dejan paso a formas de trabajo en las que las personas son el centro, con el objetivo de ser más ágiles en cada uno de los eslabones de la cadena de tareas.
Básicamente, la definición de la metodología agile puede resumirse en una forma de obtener resultados basada en la formación de equipos de alto rendimiento cuyos integrantes destacan por su motivación y capacidad de trabajar por bloques. Así, se priorizan los objetivos y se identifican los aspectos de mejora durante el proceso de trabajo, siendo capaces de incorporar cambios a tiempo.
Para ser más ágiles, flexibles y adaptables , necesitamos ;
– Iterar y experimentar de forma rápida
Los ciclos de aprendizaje tienen que ser rápidos, para que hacer pruebas, aprender y hacer ajustes a partir de los errores se convierta en un verdadero punto de progreso.
– Aprendizaje continuo
No podemos dejar de aprender, a nivel individual y colectivo. Para ello, necesitamos incorporar en el día día la rutina de explorar nuevas formas de aprendizaje para mejorar lo que hacemos dentro de las organizaciones y a nosotros mismos.
Y también hacerlo a partir del conocimiento de otros en intercambios y formas de colaboración abiertos, relacionándonos con los errores y fracasos como parte del proceso para avanzar.
Impulsar nuevas formas de trabajo para retener lo aprendido y sustituir las viejas ideas, de forma que desaprender e incorporar nuevo conocimiento de forma continua dé paso a la innovación.
– Las personas antes que los procesos
La cultura ágil desafía el modelo tradicional de ‘mando y control’ en el que aún se basan muchas organizaciones, poniendo un mayor énfasis en equipos auto-gestionados que tienen autonomía para tomar decisiones y realizar tareas.
Hoy en día es necesario que la toma de decisiones esté más cerca de donde sucede la acción
Los cambios están ocurriendo demasiado rápido como para que los equipos tengan que consultar a la jerarquía constantemente para saber qué deben hacer a continuación.
Dar a las personas autonomía para tomar decisiones de acuerdo con su formación y habilidades no sólo es una forma más rápida de trabajar sino que es una mejor forma de hacerlo.
Los nuevos líderes innovadores no solo tienen que ser buenos en la gestión de proyectos sino en la gestión de personas.
– Tecnología, sistemas y herramientas
Es difícil mantener el ritmo para aprender y adaptarse a nuevas tecnologías, ya que estas cambian de forma constante.
Para hacer frente a un entorno de actualización continua, las organizaciones tenemos que desarrollar la capacidad de tener una arquitectura más modular. Sistemas abiertos a cambios, con la vista puesta en los nuevos desarrollos tecnológicos. De forma que sea más fácil integrar lo nuevo y lo viejo, y dar respuesta a las necesidades cambiantes.